Estos avances permitirán hacer diagnósticos personalizados a cada paciente en función de diferentes variaciones genéticas
Los investigadores trabajan con cultivos de neuronas y con ratones, pero también con pacientes del Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Han podido demostrar cómo la variante de la p53 que contiene el aminoácido de arginina tiene una actividad apoptótica mayor, lo que significa que provoca una muerte celular superior a la variante que contiene el aminoácido prolina, segúne explicó Almeida a Ical.
En los pacientes analizados tras sufrir un ictus se comprobó que quienes tenían la variante de arginina sufrían una “mortalidad muy superior” a aquellos que no tenían este polimorfismo, por lo que aseguran que no hay duda sobre su importancia a la hora de avanzar en las investigaciones.
Tratamientos personalizados
En la actualidad, el Grupo de Neurobiología Molecular del IBSAL está analizando las posibles aplicaciones de estos hallazgos y, aunque la investigación continúa abierta, Almeida confía en que podrá servir para la elaboración de diagnósticos personalizados en función del pronóstico genético de cada paciente.
Hasta ahora, se sigue un único protocolo de actuación para todos los afectados por un accidente cerebrovascular, a pesar de que produce una discapacidad muy alta en algunos de los casos y no hay un tratamiento farmacológico eficaz. Tan solo se aplican tratamientos trombolíticos y solo a una proporción pequeña de los pacientes, en torno a un tres y un cinco por ciento, porque el riesgo de sufrir hemorragia es muy grande, añadió la investigadora. Por ese motivo, el objetivo es continuar trabajando en esta línea y poder identificar más proteínas y polimorfismos que influyan en todo el proceso para, después, avanzar en nuevos tratamientos farmacológicos. De hecho, avanzó que en un periodo de dos años esperan identificar otras tres proteínas, que también tienen mucho que decir en todo el proceso relacionado con la muerte celular.
Ictus
Se denomina ictus a un trastorno brusco de la circulación cerebral, que altera la función de una determinada región del cerebro. Se trata de la segunda causa de muerte, la primera entre las mujeres. Afecta cada año a entre 120.000 y 130.000 españoles, por lo que uno de cada seis españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida. De ellos, se estima que un tercio fallecerá, mientras que de los supervivientes de la fase aguda, un 60 por ciento quedará con secuelas, impidiéndoles llevar a cabo sus tareas cotidianas. Castilla y León registra alrededor de 6.000 nuevos casos de ictus cada año.
Fuente: La Gaceta de Salamanca
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