martes, 27 de septiembre de 2016

Conducir tras sufrir un ictus

Conducir tras sufrir un ictus

Tras sufrir mi ictus el 4 de diciembre del 2014, una de las cosas que me preocupaba era no poder volver a conducir. Al parecer si podré volver a conducir, claro está con las limitaciones que imponga la ley de tráfico.




Conducir tras el ictus
·       Tras sufrir un ictus, no se puede conducir hasta pasados 6 meses sin manifestaciones
29 OCTUBRE 2014

El ictus es un problema de salud más frecuente e importante de lo que buena parte de la población piensa, ya que puede resultar altamente incapacitante y mortal. En la actualidad, es la primera causa de discapacidad grave en el adulto (tanto física como intelectual) y de dependencia; la segunda causa de muerte en España y la primera en la mujer española.

Imágenes de Pomos Multifunción para conductores con limitaciones:















n nuestro país, el ictus afecta cada año a unas 120.000 personas, de las cuales 80.000 fallecen o quedan con alguna discapacidad. Más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional, tras haber sufrido un ictus. Y, desde el punto de vista económico, el ictus supone entre el 7% y el 10% del gasto sanitario. De hecho, uno de cada seis españoles va a sufrir un ictus a lo largo de su vida, pero, a pesar de la alta frecuencia de este episodio muchas personas aún no saben qué es y cuáles son sus causas.


Actualmente, este trastorno es más común a edades más avanzadas. El 75% de los ictus ocurren en personas de más de 65 años. Se estima que, en el 2050, España tendrá una de las poblaciones más envejecidas del mundo, por lo que se prevé que el impacto demográfico, sanitario y social del ictus aumente en las próximas décadas.


No obstante, el ictus no sólo afecta a los sectores más envejecidos de la población. Cada vez se registran más casos entre adultos jóvenes, debido a los hábitos de vida incorrectos e insanos que adoptan. Hoy, entre el 15% y el 20% de estos ACV afectan a individuos de menos de 45 años.
Qué es y cuántos tipos hay


El ictus son un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Este grupo de patologías, conocidas popularmente como embolias, también se denominan accidentes cerebrovasculares (ACV) y se manifiestan súbitamente. El ictus es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.


Existen dos tipos principales de ictus. Son los ictus hemorrágicos o hemorragias cerebrales, que se producen cuando un vaso sanguíneo (vena o arteria) se rompe, y los ictus isquémicos o infartos cerebrales, que ocurren cuando una arteria se obstruye por la presencia de un coágulo de sangre. A menudo, este trombo se origina en el corazón y se desplaza hasta el cerebro, donde interrumpe el flujo sanguíneo. 

Cuando se sufre un ictus, el daño cerebral adquirido puede ser irreparable y dejar secuelas graves, que repercutan de forma notable en la calidad de vida de los afectados. Después de un ictus, sólo un tercio de los pacientes se recupera totalmente, otro tercio queda con secuelas y otro tercio fallece. Además, el 25% de las personas que padecen un ictus mueren durante los 30 días siguientes.
Y al volante...

La normativa española regula las capacidades psicofísicas necesarias para conducir vehículos tras sufrir accidentes isquémicos transitorios y recurrentes. El Reglamento General de Conductores prohíbe, en caso de ataque isquémico transitorio, conducir vehículos hasta transcurridos al menos 6 meses sin manifestaciones neurológicas, aunque, dependiendo de cuáles sean, excepcionalmente y con informe del neurólogo, se puede permitir conducir turismos. En caso de ataques isquémicos recurrentes, no se permite conducir vehículos.























lunes, 12 de septiembre de 2016

Los 41 vídeos del CEADAC, que no se puede perder

TESTIMONIO PERDIO MITAD DE SU CEREBRO


s://www.youtube.com/watch?v=9GyYV7ekV5E




C.E.A.D.A.C. Centro de Referencia Estatal de Atención Al Daño Cerebral 









A continuación algunos videos de You Tube, que te harán reflexionar

A continuación algunos videos de You Tube, que te harán reflexionar:


Chica perfecta sufre derrame cerebral Su historia te conmoverá



En este vídeo vemos la conmovedora e impresionante historia de Antonia Cabrera: Su fortaleza, positivismo y alegría de vivir son realmente maravillosos y muy inspiradores. Antonia es una joven de 16 años que tenía la vida perfecta: era joven, hermosa y feliz. Y además tenía una prometedora carrera en publicidad. Pero de un día para otro su vida dio un giro de 360° que hubiera devastado a cualquiera, más no a ella. De la forma más inesperada, como de la nada, Antonia sufrió un derrame cerebral que la dejó en coma por dos semanas. Cuando despertó su pronóstico no era nada esperanzador. Antonia da un gran testimonio de esperanza y además ha logrado ayudar también a todos los que están a su alrededor a través del Teletón logrando hacer lo mejor mejor de las peores circunstancias.

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jueves, 8 de septiembre de 2016

La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar withi n el medio ambiente y para almacenar información en la memoria asociada con el aprendizaje. La plasticidad es una parte del desarrollo funcional normal en el cerebro desde el momento del nacimiento hasta la madurez. neuroplasticidad pasa por el aprendizaje de nuevas habilidades o experiencias pasadas durante toda la vida.
















Cómo funciona neuroplasticidad?
"La neuroplasticidad se produce en el cerebro bajo dos condiciones principales:
1. Durante el desarrollo normal del cerebro cuando el cerebro inmaduro primero comienza a procesar la información sensorial a través de la edad adulta. En etapas de desarrollo normal del cerebro pasa por una transición de la niñez cuando es capaz de aprender y hacer nuevas conexiones con facilidad, a la edad adulta , cuando es un poco más estable en su estructura, pero puede centrarse en un solo problema durante más tiempo y llevar a cabo procesos de pensamiento más complejos esto se llama "poda sináptica". Esta poda sináptica ocurre en la adolescencia, cuando el cuerpo está haciendo la transición de la niñez a la edad adulta.
2. Como un mecanismo adaptativo para compensar la función perdida y / o para maximizar las funciones restantes en caso de lesión cerebral. Estos mecanismos que están involucrados en la neuroplasticidad destacan como contribuyentes importantes a la capacidad del cerebro en desarrollo para adquirir nueva información, cambio en la respuesta a la estimulación del medio ambiente, y recuperarse de la lesión
¿Qué significa esto para la plasticidad del cerebro de un niño en comparación con un adulto?
Si un niño recibe una lesión en el lóbulo frontal izquierdo del cerebro antes de la adolescencia, el lóbulo frontal derecho que está en buen estado se hace cargo de la función del lóbulo frontal izquierdo que ahora se daña y pierde sus funciones. Por otro lado, si un adulto donde para recibir la misma lesión en la misma zona del cerebro, la pérdida de función puede ser más grave porque el cerebro ha perdido la plasticidad para transferir las funciones de esa parte del cerebro a la otra .

¿Cómo se organiza el cerebro?
Los cuatro lóbulos (frontal, temporal, parietal y occipital) del cerebro son cada uno responsable de diferentes funciones del cuerpo. Los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro controlan los lados opuestos del cuerpo. La información sensorial viaja hasta el cerebro a través de la médula espinal donde se procesa. Los relés tálamo esta información sensorial (excepto olor) a la corteza cerebral, esta información se envían a diferentes partes del cerebro. Cuando la información sensorial consigue proceso de una respuesta motora se da a partes específicas del cuerpo.
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lunes, 5 de septiembre de 2016

Dormir más de 8 horas puede ser peligroso, provocar ictus

Dormir más de 8 horas puede ser peligroso
Un estudio asocia las horas de sueño con un mayor riesgo de ictus o accidente cerebrovascular







Dormir más de ocho horas al día podría no ser una buena idea. Lo sugiere una investigación de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que afirman que los ‘dormilones’ pueden tener un mayor riesgo de accidente cerebrovascular o ictus. Y, además dicho riesgo se duplica en los individuos mayores que, como normal general, duermen más. Sin embargo, los autores dicen que no está claro por qué existe esta asociación e invitan a realizar nuevas investigaciones para explorar este vínculo.
Lo cierto es ya algunas investigaciones previas ya habían sugerido una relación entre el sueño y el riesgo de accidente cerebrovascular, pero en este nuevo trabajo se ha analizado en profundidad la relación entre un cambio en los patrones del sueño mantenidos en el tiempo y el riesgo de un posterior accidente cerebrovascular posterior.
Casi 10.000 personas de 42 a 81 años de edad que forman parte delEstudio Prospectivo Europea sobre el Cáncer (EPIC) fueron seguidos durante más de 9,5 años. Primero entre los años 1998 y 2000 y posteriormente cuatro años más tarde. Los investigadores preguntaron a los participantes cuántas horas dormían de promedio durante un día y si generalmente dormían bien.

Edad y sexo

Casi siete de cada diez participantes afirmaron que dormían entre seis y ocho horas al día, mientras que uno de cada diez dijo que lo hacía más de ocho horas al día. Los participantes que dormían menos de seis horas o más de ocho horas eran más propensos a ser mayores, mujeres y menos activos.
Durante el periodo los casi diez años en los que se prolongó el estudio, 346 participantes sufrieron un ictus, bien no fatal o fatal. Después de ajustar por varios factores, incluyendo la edad y el sexo, los autores encontraron que aquellos que dormían más de ocho horas al día tenían un 46% más de riesgo de accidente cerebrovascular que la media.
Los que reconocieron que dormían más de ocho horas cuando se le preguntó en ambos puntos del estudio registraron el doble de riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con aquellos con una duración normal de sueño persistente (entre seis y ocho horas al día). Este riesgo fue aún mayor para aquellos cuyo sueño aumentó de corto a largo en los cuatro años, con un riesgo casi cuatro veces mayor que el de las personas que mantienen una duración normal de sueño.

Verificación

Además de estudiar esta cohorte del EPIC, los investigadores llevaron a cabo un estudio de datos de otros 11 análisis relacionados para identificar la asociación entre la duración del sueño y los patrones de riesgo de accidente cerebrovascular. Su análisis final, que incluyó a 560.000 participantes de siete países, apoyó las conclusiones de su trabajo.
Ahora bien, los investigadores reconocen que no han definido por qué existe la relación entre el sueño y el riesgo de accidente cerebrovascular. La falta de sueño se ha asociado con factores como el metabolismo alterado y los niveles elevados de cortisol, la ‘hormona del estrés’, todo lo cual puede conducir a la hipertensión arterial y el aumento del riesgo de accidente cerebrovascular. Sin embargo, su estudio sí sugiere que la asociación entre la duración del sueño y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular es independiente de los factores de riesgo normales para la enfermedad cardiovascular.


Después del ictus queda toda una vida de recuperación

ALBERTO ESQUENAZI EXPERTO EN NEURORREHABILITACIÓN
“Después del ictus queda toda una vida de recuperación”
El médico mexicano fue el anterior presidente de la Asociación Americana de Rehabilitación y Medicina Física





A finales de 2014, Alberto Esquenazi dejó la presidencia de la Asociación Americana de Rehabilitación y Medicina Física. Aunque este mexicano de 58 años recalca que lleva 33 años en EE UU, mantiene el acento de su tierra natal. De natural optimista —“lo son todos los rehabilitadores”—, no duda en que “después de un ictus queda toda una vida de recuperación”.
El ictus, esa destrucción repentina de una región cerebral, afecta en España a unas 130.000 personas al año. “Luego empieza la recuperación neurológica, que tiene dos fases”, dice Esquenazi. En una primera, “que dura seis meses, el cerebro hace lo que puede” para restaurar las conexiones neuronales destruidas. “Luego viene la etapa rehabilitadora. Es cuando el cerebro deja de seguir intentándolo, y se requiere una estimulación exterior”, explica Esquenazi. “Conviene que comience cuanto antes”.
Curiosamente, esto no ha sido siempre así. Hasta no hace demasiado se esperaba a ver qué lograba el cerebro, indica el médico. Y luego se hacía muy poco. “¿Y sabes de quién era la culpa? De un español, Ramón y Cajal, que decía que el cerebro era inmutable, y que no se podía regenerar”, comenta con sorna.
De alguna manera, la rehabilitación después de un accidente cerebral es una contradicción de esa tesis del nobel español. “La neurorrehabilitación ha crecido mucho; ve no solo lo inmediato, sino a la larga”, afirma el mexicano. Y esto, insiste, es aplicable a todos los pacientes. “No importa en qué situación estés; siempre podemos encontrar algo y mejorarlo”, dice. Claro que los progresos se hacen más obvios en los primeros meses. “La recuperación es un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, pero que se va lentificando. La mejoría no es tan significativa con el paso del tiempo”. Pero él insiste en la necesidad de mantener el impulso. “Uno no ve el cambio porque es muy paulatino, pero no hay que desanimarse; yo siempre les digo que no se olviden de dónde vienen”.

MÁS INFORMACIÓN

La rehabilitación tiene una parte física que es la más conocida: gimnasios, piscinas. Pero Esquenazi afirma que eso está cambiando. “Hemos pasado de las paralelas a los robots”, dice. Estas máquinas “no sustituyen el ejercicio, pero lo acompañan y lo hacen más preciso”. No es como la gimnasia pasiva, defiende. “Además, sabemos que las áreas cerebrales que se activan con el movimiento activo y el pasivo son distintas”, explica.
Pero hay otro componente de la rehabilitación, el farmacológico, cuyo empleo va en aumento. Precisamente, Esquenazi ha vistado Madrid para participar en GESTIBOX, una jornada de jefes de rehabilitación de España organizada por el Allergan con el aval de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF). El motivo: la reciente aprobación del uso de Bótox en pies y tobillos para combatir la espasticidad de los músculos tras el ictus, un síntoma que padecen más de 180.000 personas que han tenido este incidente.
“La espasticidad es una sobreactividad muscular. Pero se puede modular”, explica el médico. Puede aparecer justo después del accidente cerebral, o tiempo después como consecuencia de las alteraciones cerebrales —él síndrome de la neurona motora superior, lo llaman los especialistas— sufridas. Ello supone síntomas positivos —“en el sentido de sobreactividad, no de que sean buenos”— entre los que el más destacado es la espasticidad; y hay otros “negativos, como la debilidad o falta de control”. “Contra los últimos no podemos actuar farmacológicamente, pero contra los primeros, sí”, dice Esquenazi.
Ahí interviene la toxina botulínica. “La descubrió un oftalmólogo para tratar el estrabismo en niños; de ahí pasó a niños con parálisis cerebral, a adultos con parálisis cerebral, y a adultos con distonía cervical”, cuenta Esquenazi. Actualmente tiene aprobadas una decena de aplicaciones, por ejemplo para la migraña y la incontinencia. “En otros países se usa en ictus también para la cadera y rodilla”, dice, aparte de los usos en manos, codos, muñecas y pies. “Es lógico porque en el movimiento de las extremidades hay una conexión”, reflexiona.
El funcionamiento de la toxina, que debe inyectarse tres o cuatro veces al año —no más— consiste en una atenuación del impulso nervioso que causa que el músculo se active (la espasticidad). “Tiene la ventaja de que es específica. Si estudiamos al paciente y vemos que están afectados los músculos extensores, podemos actuar solo ahí”. Pero no solo. “Hay que acompañarlo de estiramientos, por ejemplo”, dice. Es como un ejemplo de multidisciplinariedad, de la pervivencia de la rehabilitación tradicional —la medicina física que dicen los especialistas— junto a tanto avance.