Otro ensayo detecta más movilidad en ratas con lesión medular después
de un tratamiento similar
Los trabajos, muy preliminares, son prueba del potencial de estas
técnicas
Dos ensayos con células madre humanas son las
últimas muestras del potencial terapéutico de este material biológico. El
primero, que se va a presentar en la Conferencia Europea sobre Ictus (infarto
cerebral) de Londres, ha sido
desvelado a la BBC. Es un trabajo pequeño, en nueve pacientes, pero
simple: la inyección de células madre (obtenidas de fetos) ha permitido que en
cinco casos los afectados hayan recuperado algunas capacidades perdidas.
El segundo es algo más complejo: se han usado
ratas con lesión medular y se ha visto que, inyectándoles células madre humanas
(y con el correspondiente tratamiento inmunosupresor, más necesario aún en este
caso de trasplante entre especies), mejoran síntomas como a rigidez muscular y
la coordinación motora. Lo publica Stem Cell Research
& Therapy.
Ambos trabajos son
muy preliminares. Tanto, que los autores del primero, el realizado en humanos,
ni siquiera descartan que el hecho de participar en un ensayo (lo que supone
una atención mayor hacia los voluntarios por parte de los médicos) haya sido la
auténtica causa de la mejoría, y dejan abierta la puerta a que haya habido un
efecto placebo. Pero algunos hechos, como que se tratara de pacientes con ictus
antiguos (se calcula que a partir de los seis meses el margen de recuperación
es casi nulo) hacen que apunten que la inyección de células madre pueda ser la
causa. De hecho, en la información de la BBC no se indica que lo hayan
publicado, y la cadena británica da la información porque, a la vez, le han
facilitado una entrevista en exclusiva con uno de los afectados, que narra
pequeñas mejorías en su equilibrio y movilidad, y más fuerza en la mano
afectada, con la que, después de cinco años, ha conseguido volver a atarse los
cordones.
En el trabajo con
ratas no hay, lógicamente, efecto placebo posible. Pero, más
que medir mejorías funcionales, lo que sí han certificado los autores es que
las células madre se han implantado bien en la médula creando conexiones con
las neuronas sanas. Un trabajo en esta dirección fue iniciado (y no acabado) en
el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, pero, primero, los conflictos entre la investigadora, Almudena Ramón, y la dirección del centro, y,
después, los recortes lo paralizaron. En aquel estudio se llegó a superar la
fase de ratas y se quedó sin realizar la de
En ambos casos se
usaron células madre fetales, que, sin ser embrionarias, tienen más reciente la
capacidad de diferenciación que las adultas (por ejemplo,Mitalipov también usó células fetales primero en
su reciente ensayo sobre obtención de células madre clonadas, entendido como
tal que tenían el mismo ADN que un donante). De hecho, las embrionarias y las
reprogramadas adultas (iPS) están mucho menos investigadas, las primeras por
los reparos éticos a su uso, y las segundas porque son más recientes, y todos
estos trabajos llevan años de desarrollo. Por ejemplo, las célula madre usadas
en el ensayo en humanos llevaban 10 años de desarrollo en cultivo desde que se
obtuvieron.
Lógicamente, en
ambos casos los ensayos van a continuar con el objetivo, a medio plazo, de
refinar una técnica que permita aplicarlos a humanos.
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